Con el tiempo entendí que todo el fútbol está en los Rondos. Cuando digo que “todo el fútbol” está metido ahí, pienso en dos cosas: (1) Los Rondos son mecanismos muy poderosos para formar jugadores inteligentes; (2) Los Rondos se encuentran en los distintos sectores del campo, son parte del juego mismo.
Lo clave (y el riesgo que conlleva prácticamente cualquier ejercicio de enseñanza que podamos darles a nuestros jugadores) es entender por qué hacemos lo que hacemos, y en qué contextos de partidos se podrían presentar estas situaciones. Hacer Rondos por hacer pueden tener algunos beneficios (mejorar la técnica bajo presión, desmarque, etc) pero en última instancia lo que pretendemos es que: (1) Lo que entrenemos tenga una transferencia al partido; (2) El jugador pueda tomar decisiones; (3) Que esas decisiones sean “correctas”; (4) Que esa ejecución de la decisión se realice a la velocidad que requiera el juego.
En lo que sigue a continuación se presentan algunos principios futbolísticos que pueden enseñarse (o que el jugador incorporará con la práctica), los sectores del campo en el que se pueden generar contextos de Rondos y una simple estructura de los tipos de Rondos (nutrido principalmente de las canteras de Dinamo Zagreb de Croacia, y de Real Madrid).
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En el fútbol, no se pueden replicar (y por ende, entrenar) todas las situaciones de juego posibles. Ergo, el jugador debe contar con una serie de principios que le sirvan como guía para su toma de decisiones. En última instancia, serán ellos quienes leerán el juego en función de lo que perciben y tomarán una decisión acorde a la situación en las que creen que se ven inmersos.
Los siguientes son algunos principios fundamentales que se suelen intentar transmitir en los Rondos (y por ende, a mi juicio, que se presentan en partidos).
Cuando se ataca, resulta importante poder separar las líneas rivales, aumentando el espacio entre ellas, y entre jugadores dentro de cada línea. Esto se hace principalmente utilizando amplitud (haciendo ancho el campo lo máximo posible) y profundidad (los delanteros, sobre todo, no bajar a zonas de progresión para impedir que se concentren muchos jugadores propios en zonas pequeñas).
Como jugador, debo reconocer cuándo soy Hombre Libre, o también cuando puedo actuar como Tercer Hombre. Si soy “Hombre Libre”, estoy en condiciones de generar una línea de pase para posible recepción. El concepto de “Tercer Hombre” surge de considerar aquellas situaciones donde se intentan generar triángulos frente a dos rivales. Con uno de los nuestros en posesión del balón (primer hombre), seguramente un rival irá por él, que a su vez puede llegar a tapar el ángulo de pase al hombre libre. El “Tercer Hombre” consiste en que otro jugador (segundo hombre) se acercará al juego (aun marcado) para recibir el balón y jugar de cara a ese hombre libre (quien estará en condiciones de darle continuidad al juego y se convierte en el tercer hombre).
Relacionado con los dos conceptos anteriores, como jugador debo entender cuándo seré beneficiario (es decir, el hombre libre en situación de poder recibir el pase) y cuándo benefactor (con mis movimientos de amplitud y profundidad, le generaré espacios y condiciones a mis compañeros fijando una marca, para que sean ellos quienes puedan progresar en el campo a través de la conducción o de un pase).
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La Zona de Inicio es la más riesgosa, y al mismo tiempo aquella que permite mayor probabilidad de generar superioridad numérica en el espacio en cuestión (hacer click en cada item para abrir detalle).
Tomando como modelo dos equipos que jugaran 4-3-3, esta disposición inicial ya presenta una situación de Rondo: un 3v1 en zona de inicio. Dominar una situación así es entrenable, aunque también es en estas situaciones donde apelamos a algunos de los principios mencionados para conseguir mayor éxito: buscar profundidad (para poder separarle las líneas defensivas al rival), la actuación de benefactores por parte de mucho de los jugadores y, sobre todo, permitir amplitud para lograr que un solo rival no tenga opciones de quitar el balón frente a tres.
Un ejemplo muy común de movimientos sería aquél donde los laterales progresan hacia la zona del mediocampo para fijar rivales, permitiendo seguir jugando un 3v1 en zona de inicio, pero ahora con más campo y muchas más probabilidades de progresar.
Como se mencionó anteriormente, las posibilidades de situaciones que pueden presentarse en un partido de fútbol son prácticamente infinitas. Ergo, es el mismo jugador quien debe tratar de decidir en milisegundos cuál es la mejor decisión que puede tomar.
La Zona de Progresión suele conllevar un grado de riesgo en caso de pérdida menor. Sin embargo, generar situaciones de superioridad numérica depende de prácticamente todo el equipo.
La siguiente es simplemente una de las múltiples variaciones con las que nos podemos encontrar en un partido de fútbol. En esta ocasión, y ante un 3v3 en un cuadrado considerable, el delantero centro es quien decide abandonar la zona de finalización para ofrecerse como hombre libre y abrir una nueva línea de pase. Este movimiento suele ser bastante común, y a veces confunde a los centrales, que no saben si abandonar su zona (la más crítica) en pos de neutralizar la superioridad numérica temporal. Aprovechar el hombre de más en este espacio dependerá mucho de cómo mantienen las distancias los compañeros y de cuándo reconocerse beneficiario y cuándo benefactor. Obsérvese el papel vital que cumplen los laterales fijando marcas.
Como se mencionó, en muchos casos no resulta tan sencillo generar superioridad numérica en el campo (mucho depende de cómo se inició la jugada, de cuán bien bascula el rival y, lógicamente, de qué decisiones van tomando nuestros jugadores).
Por ejemplo, una situación concreta de un 4v4 es cuando uno de los delanteros (aunque también puede ser el mismo central) decide entrar a esa zona para neutralizar al hombre libre. Movimientos rápidos de desmarque y apoyos constantes resultan clave para continuar con la progresión (además de intentar generar superioridad a partir de hombres que se encuentran en otra zona).
En este caso concreto, uno de los laterales entiende que cuenta con posibilidades de convertirse en el hombre libre. Ergo, crea una nueva línea de pase a partir de ubicarse en zona apropiadas: 5v4 y a progresar.
En Zona de Finalización, resulta muy difícil generar superioridad numérica (de hecho, en muchos casos habrá inferioridad numérica), salvo en momentos de transición. Buscar jugar 1v1 o incluso 2v1 son situaciones posibles, y apelar a la creatividad constante de los jugadores es un principio ofensivo en muchos casos. Más aun, otro concepto fundamental es cómo actuar frente a la pérdida de balón en esas zonas, un momento vital que no siempre se tiene en cuenta.
Generar un 2v1 en zonas de finalización suele ser un contexto muy deseado de buscar, pero no tan fácil de lograr. Sin embargo, esto no debe indicar que ciertos jugadores no intenten generarlo constantemente. En este caso, es el lateral izquierdo quien busca desdoblar.
Clave también es qué pueden hacer los otros delanteros y mediocentros. Obsérvese el importante rol que juegan como benefactores, al fijar marcas en determinadas zonas.
Cuando no se puede por un lado, muchas veces la razón es que el rival resulta efectivo en agrupar jugadores en esas zonas. Es en estos casos, donde una adecuada posesión que permita encontrar los hombres libres para ir moviendo el balón hacia la otra zona (cambio de orientación) genera contextos favorables para jugar un 1v1. Con jugadores desequilibrantes en ataque, este principio ofensivo puede ser muy deseado.
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Este será asunto para otro artículo, pero mi estancia estudiando a (sobre todo) las Academias de Dinamo Zagreb y Real Madrid, me llevan a compartir una categorización de Rondos con la que me sentí identificado:
Son Rondos donde algunos jugadores permanecen en posiciones fijas. Normalmente el único objetivo es mantener la posición. Suelen ser los menos exigentes.
Normalmente, cuando se pierde la posesión (o cuando se recupera) existen algunos principios que deben cumplirse (por ejemplo, recuperación inmediata tras pérdida de balón, o recomposición de la estructura posicional tras recuperación, en vez de contraataque).
Como su nombre lo indica, consiste en trasladar el juego a otra zona tras cumplir determinadas pautas (por ejemplo, tras cuatro toques en una zona, cambiar el balón hacia otra, pues se suele acumular el rival en el lado fuerte).
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