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action or later. Please see Debugging in WordPress for more information. (This message was added in version 6.7.0.) in /var/www/wp-includes/functions.php on line 6114El siguiente texto es una reflexión inicial e incompleta sobre la fluidez posicional y el rol que tendrá en el fútbol de los próximos años. Se presenta una forma de empezar a pensar el fútbol, con 7 jugadores afuera y 3 adentro, que entran y salen de acuerdo a lo que demande el juego, complementaria a la mirada actual.
Asimismo, se señalan implicancias que tendrá este fenómeno en la forma de entrenar y de formar jugadores. En particular, desarrollar la capacidad del jugador para explotar otras superioridades (posicional, cualitativa) adicional a la superioridad numérica (que ya no es suficiente), y profundizar más sobre lo que implica que un pase sea “bueno”.
Para ayudar al entendimiento, se utiliza como referencia el partido amistoso de España v Alemania, jugado en marzo de 2018. La Selección de España manifiesta actualmente muchos rasgos que en pocos años podrían ser más frecuentes en otros equipos.
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El arribo de Josep Guardiola como Entrenador ha cambiado el fútbol para siempre. Independientemente de sus títulos deportivos, logró consolidar una manera de pensar al fútbol cuyos conceptos ya habían sido en algún momento explorados y utilizados, pero nunca antes de una manera tan sistemática, consistente, y tan bien conectadas con otras ideas. Todo esto generó, para la gran mayoría, comenzar a ver el fútbol desde otro ángulo.
Su principal relato, llevado exageradamente al extremo, tiene como piedra angular al concepto de superioridad numérica:
Sobre esta simplificada historia creció gran parte del paradigma moderno de fútbol en la última década (sobre todo el del Juego de Posición), con enormes crecimientos y descubrimientos a nivel tácticos y metodológicos, que derivaron en un aumento generalizado en la calidad general de muchas ligas importantes. Pero todo llega a un nivel donde necesita reciclarse. Ahora, nos vamos acercando a una era donde se necesita mayor complejidad para ser exitoso (o de una vuelta a las raíces, como se quiera verlo).
El punto de partida de a poco deja de ser asumir que es suficiente con encontrar al Hombre Libre para avanzar en el campo. La búsqueda requiere de otros recursos, y es en este sentido que resulta necesario explotar otro tipo de superioridades (posicionales, cualitativas y socio-afectivas). Los espacios claves pasan a ser cubiertos efectivamente con mayor frecuencia, el hombre libre es “elegido” intencionalmente por el rival para que aparezca en espacios de poco peligro. El espacio ideal ya no es necesariamente el hombre libre. Y con ello, se requiere de mayor movilidad de los jugadores para poder provocar el engaño y el espacio deseados.
En particular, la Selección de España actual representa el fútbol que se viene (y por qué no el del pasado): uno de mayor fluidez posicional para dañar al oponente.
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La fluidez posicional consiste en que el jugador pueda jugar en distintos espacios y diferentes roles, con el objetivo último de dañar al rival. Y que ese espacio o rol que ese jugador ocupe sea principalmente condicionado por lo que pide el juego en determinado momento, y no algo predeterminado y fijo que venga del vestuario.
El concepto de “posición” a ocupar, entendido hoy como un punto de partida que define al jugador, pasa a ser una consecuencia de lo que el juego demande, producto de las estructuras defensivas que adopte el rival. Por ejemplo, hoy en día un extremo izquierdo tiene recorridos relativamente predeterminados de antemano. Y hay recorridos que ese jugador no realizará porque no es su posición. En su caso extremo, ¿por qué no puede un extremo izquierdo jugar de lateral derecho de determinado momento, si el juego lo requiere? ¿Por qué seguir hablando de extremos izquierdos como posiciones que definen a los jugadores?
Mayor fluidez posicional permite, en teoría, ganar segundos y espacios frente a oponentes que naturalmente responden y reaccionan secuencialmente a las acciones propias. Jugadores que entran a una zona, salen y rotan posiciones puede generar menor entendimiento por parte de los rivales frente a cómo resolver esas situaciones. La consecuencia de ello es ganar el tiempo necesario para avanzar en el campo, no necesariamente a partir de una superioridad numérica.
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Una de las maneras en la que parece estar avanzando este fenómeno es a partir de pensar el juego como 7 jugadores “afuera” y 3 “adentro”. O 6 jugadores afuera y 4 adentro, dependiendo del rol que juegue quien hoy se considera el centrodelantero.
Los jugadores de afuera son los que proveen de la amplitud y profundidad necesarios para que pueda generarse el espacio adecuado para poder mover el balón. Los jugadores de adentro son quienes regulan el avance del equipo en el campo (en términos de Pep, quienes controlan el juego).
Dependiendo de lo se requiera para desequilibrar y dañar, unos salen, otros entran. O algunos entran para circunstancialmente aprovechar superioridades que se puedan detectar. En cada momento dado, un jugador ocupa el espacio más cercano de esta estructura madre.
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Las principales implicancias metodológicas de asumir esta futura realidad implican que:
Para otro post quedarán cuestiones más específicas, estructuradas y detalladas sobre cómo entrenar la fluidez posicional. Mientras tanto, las siguientes dos ideas merecen su reflexión:
Estas dos imágenes representan dos Rondos muy básicos pero con implicancias muy poderosas: el primero es un 4v2, donde la superioridad numérica viene por definición, y lo que se busca lograr es generar las condiciones para explotar esa superioridad en particular. Situaciones de este tipo (y sus derivados con mayor complejidad) han ayudado enormemente a decidir algo que hoy parece básico: dónde está el hombre libre.
El segundo, en cambio, tiene igualdad numérica en el centro. Es un 2v2 con apoyos afuera, la versión simplificada de “varios afuera y algunos en el centro”. Quienes se encuentren en el centro deberán explotar otras condiciones para progresar, porque es muy improbable que se encuentren en casos de superioridad numérica. Esto no es un capricho, sino la demanda que representa el fútbol actual de elite. El jugador debe saber resolver mediante sprints rápidos, engaños, proteger mejor el balón, etc. Y sobre todo, mucho movimiento.
Estas exigencias actuales parecieran indicar que habrá que aumentar la importancia de Juegos de posición/posesión sin superioridad numérica, porque el tipo de juego al que se comienza a enfrentar el jugador en el interior del campo requieren de nuevas demandas.
Rodolfo de Paoli, en su canal de YouTube, llama a esto “juego de ubicación”, y un bosquejo de propuesta metodológica se ve en el siguiente video de su autoría:
No da lo mismo cualquier pase. Y si no da lo mismo, no puede permitirse que esté fuera de la formación de un futbolista, o que no se brinden los contextos adecuados para favorecer su entendimiento de toda la información que puede llevar un pase.
En este post sugiero que en el pase ya está la siguiente jugada. En un contexto de mayor necesidad de superar al rival posicionalmente, el pase conecta al tiempo ideal con el espacio ideal. En el pase ya viene parte de la jugada resuelta.
Más que nunca, se revela que la técnica y la intención de un pase van de la mano, y que separarlos puede ser peligroso. Como corolario, la velocidad, momento y ubicación que elige un jugador que realiza un pase debe tener exactamente el mismo peso en cualquier conversación, corrección o análisis.
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